Hoy no era un día para jugar al rubgy en Zaragoza a las cinco de la tarde y casi a ninguna. Ha sido una prueba extenuante para los dos equipos y para los espectadores.
Era otra final absolutamente distinta del sábado pasado el sábado pasado era contra un equipo de futuro. Hoy contra un equipo de pasado que sólo supo jugar muy bien individualmente. Un equipo bizarro, bronco. Que llevan el juego a su lado mientras pueden.
Un equipo grande juega 80 minutos, uno menos competente se agota en 60 y así vamos bajando los tiempos. Pero si uno más limitado te marca el camino un tiempo entero algo falla.
Lo mejor de este año es una plantilla competente y muy versátil pero que está aprendiendo quien es la diosa: la pelota y que ella es promiscua, le gusta estar en muchas manos con rapidez, ir de un lado a otro, con alegría y sencillez (hay que ser humildes ninguno estamos jugando en Francia, ni con Namibia) las filigranas para cuando este ganado de mucho.
Un concepto del mundial que estamos viendo es que no se llama a los jugadores reservas sino finalizadores.
No es una frivolidad. El rugby son 23 jugadores en cada partido y nosotros tenemos la suerte de tener una plantilla competente y que a veces los que se juegan los minutos decisivos son jugadores que tienen las cualidades para jugar esos momentos tensos si se da el caso… También en eso somos buenos.
Era dos partidos muy difíciles y aún nos queda un tercero muy importante para alcanzar esa velocidad de crucero. Mientras agradecer la entrega absoluta y algunos momentos de lo que esperamos ver. Sumamos puntos y no hay lesiones.
Hoy también ha empezado la liga catalana de todas las categorías (aunque nos tocará descanso a los equipos mayores) ha habido de todo… A diferencia de DHB el comienzo no es importante, el crecimiento sí. Y vamos a crecer mucho.
Tiene mucho mérito jugar rugby con tanto calor