Daniel Escolá, hoy lunes, va a una concentración con la selección española S18. Ese es el maravilloso viento a favor que compensa con creces la brisa en contra que hoy nos ha venido a visitar. Hoy casi todos nos hemos quedado en shock. No lo esperábamos. Un jugador, él solo, ha desquiciado a un equipo y a una grada. No al árbitro y acompañantes, que se permiten el lujo de no respetar al público y faltarles llamándolos futboleros.
En el mundo del rugby español hay una auténtica ignorancia de lo que es el respeto. Servilismo no es respeto, ignorancia y arrogancia no es respeto. Tomar el pelo al público, haciendo como si paro el reloj y pitar final cuando no se ha parado, no es respeto. No ver nada partido tras partido y perjudicarnos tan descaradamente no es respeto. Identificar respeto con impunidad es preocupante.
Eso no es excusa, no hemos sabido ganar a ningún equipo de los otros grupos. Nuestro grupo es de juego ligero sin demasiado peso. Otra cuestión es la cantera. Es complicado renovar la plantilla y más con los condicionantes físicos del deporte de élite. ¿Romanticismo o competición? Nuestro amigos que juegan gratis, tienen su trabajo y su vida. Nuestros entrenadores entrenan gratis, nuestros delegados también lo hacen desinteresadamente.
A principio de temporada yo no daba nada por este equipo. Este año eran tan grandes sus carencias, de peso, de altura, de velocidad, de talento… y apaño tras apaño nos han llevado hasta esta mañana, donde nos hemos encontrado con la realidad. El rugby antiguo marrullero y guarro que pensábamos que ya no existía nos ha sacado de quicio y nos ha dado una paliza. No hemos sabido competir contra un rugby de más físico y nos hemos confiado mucho a las acciones individuales de chavales maravillosos.
Ha sido una muy buena temporada en todas las categorías. En todas las competiciones hemos estado a un nivel más alto de lo previsto, con honradez no podemos pedir más. Todos han entregado sus almas y sus cuerpos, muchos con lesiones duras y de gratis. Yo a todos les tengo cariño. El deporte es exigente y cruel pero estamos en esto porque queremos.
Felicitar al Sant Cugat porque ha sabido competir mucho mejor que nosotros y ha sacado la cara por nuestro grupo. Que el año que viene será muchísimo más duro.
Un saludo desde la tristeza.